martes, 24 de enero de 2012

Se la monté a un cocodrilo


Se sumerge en un mar de saliva y lagrimas. La noche cayó, y junto con ella cualquier posibilidad de besarle las manos. La luna se rige alta y cínica burlándose de las mediocres metáforas. Ni poetisa o musa que fuera la boba. Alguien la miro y vio un mechón verde que creció y creció hasta que los engranajes empezaron a girar dándole cuerda al reloj ¡Chan! El tiempo empieza a correr. "Es un cocodrilo que te sigue" dice un libro. El cocodrilo se come los recuerdos y los sentimientos, no perdona. Tic Tac, y hay varias canciones que valen la pena cantar, y hay varias cosas en las que no vale la pena pensar. Algo se hunde a lo lejos y parece un bote. Algo se sumerge en el Maelström y no se puede hacer nada. Solo queda seguir y seguir y seguir hasta que un luchador de artes marciales mixtas llegue y luego de un madrazo y unos cuantos golpes en la cara, de esos que dejan embobado a cualquiera, te saque a patadas de ahí y luego te escupa en la cara. Y después de eso vuelve el cocodrilo, quien se había ido de vacaciones a las Islas Caimán.



Tic Tac, el cocodrilo se come los recuerdos y los sentimientos, no perdona. Creo que le gusta el pastel de manzana y no las uvas pasas.

En los aposentos de una torre hay una damisela presa. El aliento del  héroe apesta, es comprensible, lejos de su reino no se puede lavar los dientes con frecuencia. Ademas la noche anterior tuvo que comerse una zarigüeya y dos sapos por que se le habían acabado las provisiones. El olor se le encierra dentro del yelmo, y cuando llega a donde la princesa (que por cierto estaba en sus días y  no tenia toallitas higiénicas) intenta darle un beso. Ella se quita y luego de una mirada de desprecio coge una escoba y sale a volar. El diablo había llegado la noche anterior y la había hecho suya. Nuestro héroe se encoge de hombros y piensa para si que mejor le hubiera sido estudiar Economía y Finanzas Internacionales que ponerse a salvar princesas solo por sexo.

Tic Tac, el cocodrilo se come los recuerdos y los sentimientos, no perdona el desgraciado. Si le aprietas el cuello te da dos golpecitos en el hombro y pide tiempo para respirar.

Y bueno, el efecto de las drogas no dura para siempre. Aveces uno es un cartoncito de LSD y ella te disuelve entre la lengua y el paladar y ¡plop! Estas en su cuerpo, lo recorres, pasas por los intestinos, donde te absorben den nuevo, llegas a su cerebro y ¡BAANG! Haces locuras, rompes la concepción del tiempo, le cambias la religión y el sexo y lo que piensa sobre las vacas y los pollos y la moralidad y la verdad y todas esas cosas que nadie entiende y luego te deshaceeeeees. Desapareciste, pero fuiste un buen recuerdo, de esos que no se olvidan. Pero la vida sigue y tiene que probar marihuana y peyote, o si es más atrevida quizás alguna clase de pepa, perica o pegante o si están bien, pero bien mal pues heroína y Kokodrilo... pero cuando se es LSD ¿Como se dice? Ah si: ¡Uno es una chimba!

Tic Tac, el cocodrilo se come los sentimientos y los recuerdos y esas cosas, su mandíbula no perdona. Sería lindo hacer un abrigo de cuero o salir con él de vacaciones a recorrer el mundo.

Intentemos:

Jeremías García Robledo fue un poeta, pintor, músico, escultor, novelista, ensayista e ilustrador ucraniano que viajo al cosmos bajo los efectos de un analgésico que utilizó un sábado en la noche para el dolor de muelas. Murió el día de navidad por una infección en el hígado, aunque dicen las malas lenguas que desde hace un buen tiempo sufría de asma, debido a su frecuente consumo de cigarrillo y opio. Su niñez fue algo traumatica así que decidió omitirla en su auto-biografía "El aguardiente en la cuna y el biberón en el bar" (Editorial Pachucos - 2012) que se vendió como pan caliente en las librerías africanas. Allí, mas exactamente en Guinea Ecuatorial, fue recibido con gran entusiasmo por los intelectuales mas grandes de la humanidad durante su gira "Seiscientos sesenta y siete pies sin zapatos", donde lo condecoraron con el premio EternetyTargusAngus que gano por su participación en ...



Tic Tac, ese reptil se come los sentimientos y esas cosas que ya no recuerdo... esa jeta tan limpia, esos dientes tan blancos, ese hocico tan largo que traga de todo. Dejemos la pendejada, dejemos el drama y vamos a despelucarnos un poco, que el cocodrilo dice que gasta las polas y la carne.

¡Bendito sea el olvido y la droga!

FIN.

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