domingo, 26 de agosto de 2012

Alter memoria.


 Bordeando el átomo
átono
mudo
Artefacto supuestamente humano
Desastre ultraterrestre
cataclismo
final

De frente contra una pared de energía negra, misteriosa pero infinita, fuerte e inexpugnable. Contra ella se estrellan varias lucecitas que explotan en ondas de colores vivos y desaparecían. Ella no está viendo eso, sabe que solo es el producto de la oscuridad de su habitación, el juego de las luces con el mareo del licor y una pisca de su imaginación. Es todo, ella no está soñando, pero tampoco está despierta. La lluvia toca una melodía oscura en su ventana, le pide que la deje entrar, pero la ventana está cerrada. Sellada.

El olor a tabaco y los sucios recuerdos del día la estremecen y le quitan el sueño. Cierra los ojos y las explosiones ocurren sin tregua, los escombros dibujan formas de sexo y violencia solo aptas para mayores de 12 años, los menores deben estar bajo la supervisión de un adulto responsable. Ella le teme al futuro, ella tienen miedo de ser muy  mala o de mentir. Ella se preocupa mucho por lo que dicen los demás y aun así hace lo que quiere. En su espejo se puede ver un frasquito de veneno amarillo, como el de las serpientes…

Es como los vicios y los problemas
es estar estancado
pariendo larvas
de mosquito
o de mosca

Es dar fe de que no se puede
salir de un vicio
dejar una costumbre
ser mejor persona
así sea para
sí mismo
los demás
valen huevo

NO SE PUEDE
SIN FUTURO

Luego de una taza de café viene una tajada de pan. Algo de mantequilla y el latido de ese corazón dizque vivo. Él ha sido condenado a la extinción social, al fracaso biológico como especie. Sus genes –dice el locutor de radio – no pasaran a la siguiente generación.  Incapacidad reproductiva y de socialización debido al vicio solitario. La maldita pornografía mental  se arrastra bajo las nalgas de su compañera de trabajo. El solo quiere un poco de sexo real, pero está atrapado por los pequeños vicios… su cárcel es su incapacidad de negarse a sí mismo unos minutos de placer.

No habrá redención para nadie.

Suenan los segundos en el cuarto, se alcanza a oír la respiración de su familia en las otras habitaciones. Con cada Tic cataloga milimétricamente sus acciones. Mide su pasado y su futuro con cada Tac. Desea tener el control sobre todo, absolutamente todo: sus acciones, sus tiempos, sus personas, sus conocidos, sus situaciones… todas esas cosas que no son suyas, pero que ella siente que le pertenecen. En realidad es por eso que ella orquesta sus macabras manipulaciones.

Queriendo evitar futuros errores que se cometieron en el pasado, ella niega el acceso de toda persona a su laberinto interior. Tiene miedo de que se rompa el delicado orden de control que ha logrado dentro de sí. Bien hecho  muñeca, los has jodido a todos. ¡Y él que pensaba que eras Perra! Más bien saliste Cicuta.

Recorriendo los laberintos
borracho de electricidad
y lleno de espinillas
murió el hombre
que no es el mismo
Hombre

¡También ha caído
la gran Ramera!
Babilonia prostituta
ignorante y condenada.

Canta alma del hombre
porque no conozco
que te debilita
Alégrate hijo de puta
porque aún no conozco
el origen del secreto.

Él les habló a todos
y de inmediato lo amaron
su rostro de duende
les dijo palabrotas
todos sonrieron al oírle
y yo pase desapercibido
Fui ignorado y desechado…

Entonces ella encontró, esculcando en la basura, a un muñeco de trapo atrapado en una tramposa botella de cerveza. Lo levanto, lo zarandeo y lo rompió hasta que pudo salir. También, dentro de la basura, había:

  •           Un par de gemelos que no eran hermanos (biológicos), de los cuales la mitad había triunfado y la otra mitad había fracasado. ¿Qué era lo que buscaban? No se sabe, solo buscaban algo.

  •           Tres carritos de cuerda, de aspecto destartalado y deprimente. A pesar del desgaste de la pintura, se podía apreciar que habían sido de un color verde fluorescente (de esos que brillan en la oscuridad). Ahora la mayoría del área metálica de los carritos tiene una capa gruesa de polvo y un vivo naranja oxido. Anotación extra: No tienen llantas.

  •          Una muñeca de trapo casi nueva. Es difícil suponer la razón por la que termino en la basura.

  •          Un Casete dañado de la banda pereirana Los cabrones no tienen cabras, grabado en el año de 1992.


Recorrido número uno por el museo de pinturas mediocres. Por favor, les rogamos no toca nada y mantenerse en la fila. Se pueden tomar fotografías sin flash durante el camino, pero está prohibido utilizar estas fotografías con fines comerciales. ¿Está todo claro? Muy bien, entonces empezamos…

Se podría decir que eran personas adictas al _____, pero cualquier afirmación sería atrevida. Decían que vivían su vida lo más rápido posible, que morir joven era la única salida, que no tenían más expectativas que consumirse rápido porque “la vida no era más que una continua desilusión”. Que idiotas. Aun así, con esas afirmaciones tétricas, se creían luchadores, guerreros de una dimensión épica de dragones y espadas largas (fijación fálica), juglares de una tierra gallega quemada y requemada, asesinos rompe-cráneos de las calles americanas…  

A la derecha de estos sujetos, una figura materna mediocre pero trabajadora pegada con saliva a una figura materna descomplicada y sensual (Nótese al Edipo rondando a estas figuras pictóricas). A la izquierda figuras paternas intermitentes y alternas, como las luces de una discoteca en fin de semana.

En diagonal a estos “guerreros del dolor” encontramos una curiosa representación. A pesar de que no es muy clara, se puede apreciar a un torito vestido de torero. Hay que hacer énfasis en que está utilizando de manera incorrecta el traje (según los conocedores de este mundo de la tauromaquia), símbolo probable de una exteriorización torpe y falsa de la personalidad. Aparentemente se está dejando manipular, pero guarda tras de sí una fuerza arrolladora. También se puede notar que va montado por una especie de Venus de plástico, de senos grandes y muslos amplios, pero sin cerebro que lo tiene atrofiado a corto plazo.

Y aquí está la última pintura.

-¿Qué me quieres, amor?
-Sí, no lo dudes.

Para evitar la estupidez en el tema del romance y el amor, el autor ha plagiado una frase de un libro y la ha pintado en unas cuantas hojas de cuaderno cuadriculado con un esfero dañado. Eso es todo, sin ninguna interpretación psico-alterna.

El recorrido ha terminado, pueden dispersarse señoritas.


Ha llegado el turno
de creer en algo
un momento de iluminación
quizás una muerte rápida
sin mucho dolor
y sin tanto miedo

“Explosión de un ego agobiado. Las tarántulas recorren mis manos como escalofríos. Ahora que me dispongo a hablar de mí se me quitan las ganas. Hablaría más mierda de la que cago, además recurro a clichés absurdos. Sueño con un culito caliente (Puta rubia de Playboy) y unos labios tiernos que me digan algo lindo (Alguna chica decente).  Esto, fue una muestra de lo ridículo que se puede llegar a ser cuando se piensa más de lo que se hace. No hay que pretender ser grande ni mucho menos querer que lo imiten, simplemente hay que escribir pa’ no morirse de aburrimiento.” Dijo Sultanito cuando le preguntaron porque escribía. Dos días después consiguió trabajo como jefe de una sección empresarial en un edificio alto de cristales muy limpios en la 100. Si, a Sultanito le pagan más que a tus papas.


domingo, 19 de agosto de 2012

Consejo.

No esperes después de la muerte
un tunel negro y vacío,
ni esperes,
que a través del 

recorrido,
se haga realidad
la sombra de tus recuerdos
más sanos y pordioseros,
no esperes después de la muerte
un cielo rosado,
con calles de oro
y gravedad cero.
Ni esperes después de la muerte,
la reencarnación en un insecto,
posiblemente
tu seas el insecto 
que decidió huir de la realidad
un quince de mayo,
tampoco esperes después de la muerte
una condena, o un infierno
lleno de gusanos y
gente llorando,
clamando por sus vidas,
no esperes después de la muerte:
nada,
ya lo que hiciste en vida,
fue suficiente.

viernes, 3 de agosto de 2012

Mujer espera: Andenes diluidos antes de existir



Subterráneo. El suelo está húmedo, el frío se mofa de mis rodillas temblantes y espero, espero por esperar. Ni trágica, ni comedia, el tren avisa que la próxima estación no apresura, miro las manecillas, me fumo una gota de lluvia y muerdo mi labio derecho. Un señor se acerca, Señorita, compreme a mi, compré la lotería, la suerte de su lado puede estar. Lo miro para que lo piense, con estos ojos ¿En qué suerte se puede creer?, suerte de existir, suerte de divagar, suerte de apartarse, suerte de esperar por esperar, suerte de que no existe suerte, suerte de que borré la suerte, suerte de que no debería venderse la suerte, suerte de qué, suerte sin suerte, dígame mujer sin suerte, sonríale a la suerte sin mujer. Me jodo, me muerdo la uña y camino al vagón. Mi luna se hizo pastilla, mi sol alcohol para no beber y estrellas no cuento, mis estrellas parecen prosa. Tengo veinti tantos, me repito que las callecitas no calman el malestar de la inconsciencia, pero dando por sentado que nadie tiene pies fijos en el asfalto, me encargo de masticar una hierbita medio sosa que me regaló el césped de un jardín ajeno. El del quinto piso me contó que yo no estaba, que no me encontraba, que me timbró como tres veces y como que me le perdí a la doña para que no cobrará. Yo le dije que sí estaba, que aun no me encontraba, que timbró dos veces con un pedacito de tercera y que esa doña me iba a sacar. Con el descaro de un gato sin pelos me dijo que tomáramos vino, por mí me lo tomaría a él, pero no está hecho de frutas y me produce pesadez siendo la hora del desayuno.
Aveces pienso, mujer, te vas acostumbrando a andar por el filo del silencio, contagiada por el susurro colorido de un teléfono con marcación de doble tono, como pitido de araña agarrada a la cama. Y de qué voy, si el billete me sale más caliente que las carcajadas, me tomo la palabra para decir que menosprecio cuándo los extraños se me acercan con cara de amistades, pero solo para hablar entre ellos de trivialidades como la modelo de una novela que a sus buenos cincuenta olvidarán por tener patas y hasta alas de gallo. Me pregunto que será de toda esta juventud, si no me la calzo en este instante. ¿Serían mis años latas vacías?
Las historias repetidas hablan de amar y vivir, le suelen contar el cómo de los porqués y barajan despacito con sutileza bandida que su alegría es un montoncito de nada asegurada, con berridos de bebé, esposos en corbata con secretaria incluida, un perro pequeño ladrándole a la vecina y un vestido descolgándose de las estrías mientras prepara la cena. Yo probé esas líneas, pero no me convencía amarrarme como bota de soldado antes de combate, me veo, me huelo, me tacto y no me siento como el guión de una tarde de Lunes.
Aprendí a caerme de lado, para que los golpes no dejarán moretón; debo muchos pesos a la doña, pero le debo más besos a esta boca. A los que esperan nunca les llega el tiempo, eso me lo repito, que no me llegue la pesadez arrugada, sin antes elegir llenarme con videitos de un pasado, que no se me caiga el pelo y las canas me aclaren, ya que mi razón no depende de mi coraza, pero si de cierto placer por ver una silueta fresca.
Tengo un sofá para apoyar mis tobillos cuando llueve y es lo que importa en este instante, no se me hacen hielo los dedos y mañana el reloj marcará la misma hora, con un día adicional.