jueves, 31 de diciembre de 2015

AÑO NUEVO

Iba a escribir un ensayo donde expresará las razones por las que me fastidian la Navidad y el Año Nuevo. Pero me pareció que, además de engorroso, reforzaba esa clichesuda imagen de Grinch contemporáneo que tanto se ve en los días de Internet.
Solo quiero mencionar que el cambio del calendario no debe ser razón para obligarnos a celebrar. Y que aquellos que no hacemos nada, o que no tenemos familias felices o adineradas, no tenemos porqué sentirnos mal. Ese absurdo bombardeo mediático el cual nos dice que “tenemos que pasar estas fechas especiales con la familia” es, como todos intuimos, una gran mentira.
Sé que le escribo a gente inteligente, que ya se ha preguntado por las dos cuestiones fundamentales de esta frase ¿Cuáles fechas especiales? ¿Qué clase de familia? Celebrar el año nuevo es absurdo, más sabiendo que el día que viene será igual o más terrible y miserable que el anterior. O quizás el día de mañana, el mes siguiente, el próximo semestre, sean buenos, pero no hay garantías. El futuro, como la existencia en general, es desconocido y está sujeto al caos, así que ¿para qué molestarse? Si vamos a celebrar, celebremos porque si. Brindemos por el catastrófico azar y no por el año que pasó.
El otro punto es más espinoso ¿Qué clase de familia? ¿Aquellas familias que tiene a sus seres queridos dispersos por el país o por el mundo? En una familia con estas características veo que es apenas lógico buscar una excusa para reunirse, para verse de nuevo y compartir las experiencias que ha dejado el año. Pero, en familias desintegradas, indiferentes o absurdamente normales ¿para qué reunirse? ¿Para qué transmitir esa hipócrita idea de cariño y cercanía hacia esas personas que escasamente vemos o logramos aguantar? ¿O para qué compartir una supuesta fecha especial con esas personas que vemos todos los días en nuestra vida cotidiana? En resumen, esa idea que se comunica por todos lados es una ilusión, una mentira engrandecida. Las familias no son siempre felices, unidas o tradicionales y por lo tanto no siempre tienen que estar celebrando juntas en estas fechas.
Hacer nada o salir con personas que no sean la familia son otras opciones para esta época, y nadie debe sentirse mal por acostarse temprano o por salir de fiesta un 24 o un 31. A fin de cuentas son días comunes y corrientes, como lo han sido y lo serán siempre, desde que el universo estalló y hasta que éste se vuelva a contraer o sea aniquilado o pase lo que tenga que pasar.
Les deseo a todos unas vísperas sin tedio, en las que sus celebraciones sean por su propia elección y no por la presión de una familia contagiada del frenético afán meloso de celebrar una fecha sin sentido.
FELIZ AÑO