domingo, 15 de diciembre de 2013

ANOMALÍA

Te quiero así el tiempo nos haya hecho pedazos. 
Cada vez que pienso en ti me asalta una corriente de incertidumbre, es un río que corre fuerte por mi garganta. El cielo nos hace venia, porque no sabe, como nosotros, hasta dónde llegar, no tenemos límites, o eso parece. O al contrario, los límites son internos, nos limitamos mentalmente al otro. ¿Nos tememos?

Sonidos estáticos en mi mente, tensión. Imágenes paralizadas: el tiempo nos toca, nos derrumba y nos revienta el subconsciente. Somos esclavos de la rutina: despertamos en su ausencia y dormimos en su ausencia, ésta nos es siempre inevitable. Es por eso que a veces nos convertimos en energía paralizada.
Somos misterio, sombras confusas, que padecen sentimientos inertes, sólo falta intercambiarlos con el otro, comunicarlos, reflejarlos para que estallen en vitalidad genuina.
Somos viento que divaga y serpentea, que se pierde en otros cielos. Viento disperso y punzante. Me emputa cuando dices todo a medias, no te creo nada porque lo esencial lo dejas en espera. ¿Acaso es el viento que se lo lleva? ¿Acaso lo esencial es tan frágil?

Tu cuerpo en mi cuerpo es una visión montañosa. Cruzar mis pensamientos a tu cuerpo, eso quiero. Mostrarte de qué mundo estoy hecha, eso quiero.
Siempre soy ríos de impaciencia e inquietud. Siempre quiero saber más de lo que debo. Soy montañas escalables de ideas interceptadas y superpuestas, cada enredo intelectual es un escalón a la cima que es mi alma, una cajita frágil y polimorfa que dispara indistintamente conformaciones y utopías inimaginables.
Soy lo que quiero ser y hacer pero no lo dimensiono, soy el sueño de mi misma, pero no me veo, no encuentro el espejo de mi alma. Soy un mar de tentaciones. Soy caminos pedregosos e hirientes. Soy tormentas de sentimientos, soy el siento luego existo. Soy el papel antagónico, soy el desastre natural, soy inundaciones cognitivas. Soy presente donde el futuro es muerte, soy caos.


La vida se me hace polvo cuando hablo contigo, se me escurre vertiginosa. Pierdo la claridad y la percepción real de las cosas, me aturdes, por eso sé que no nos convenimos. Yo me adentro mucho en mí y me quiebro constantemente. Mi mente es un taladro cuando idealiza que el tiempo nos pervirtió.

"Basada en lo planteado por el diseñador Wucius Wong, en este caso se le aplica un cambio de dirección y de color a una figura de la estructura para atraer la mirada hacia ese punto, dinamiza el diseño y además contiene un mensaje claro y directo."







sábado, 7 de diciembre de 2013

Marzo 23 de 2011

Pequeñas dosis de felicidad empaquetada,
corazones de colores volando por el viento,
avisando tu presencia tan llena en mí.
Algunas rosas para tapizar mi alma,
y  tus sonrisas para musicalizar mis auras.

Nubes de espuma centralizada para las preocupaciones
y escaleras al sol para tocarlas y deshacerlas.
Un cielo plasmado en azul, dorado y plata,
profundo y persistente, con extensiones, lunas portátiles para saltar y tocar una puntica de ese cielo enlatado.

Una palabra tuya, para llevarme y recogerme en un rincón del universo,
un amor sublime que sería un acto admirable,
con la mente jugándome sucio, lavándome en negro,
con un arcoíris en la ventana dividiendo mis horizontes,
con tu mirada en mis labios,
con una similitud de divagaciones,
como este párrafo a ti,
un toque de dulzura al alma del desalmado y un desvelo cortés  a tu cuerpo en mí.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Robo

-Quiubo a ver gonorrea, se bajó del bicho.

Julián no lo pensó dos veces, ya estaba mamado. Esta semana ya lo habían robado dos veces. El lunes le habían quitado los papeles en un maldito Transmilenio lleno y el miércoles le habían robado la bicicleta mientras compraba víveres en el supermercado. Ahora las ratas iban por el celular. “Mierda, ¿Por qué putas a mi?” Julián evitaba pasar por lugares solitarios, no sacaba a relucir sus aparatos tecnológicos y procuraba no andar muy tarde por la calle. En general era un tipo precavido. Pero esta semana, justo esta semana todo le había salido mal. Ahora, a las 4 de la tarde, en medio de un parque, una garba le estaba pidiendo el “bicho”.

-No tengo hijueputa.
-¿Entonces qué es eso que se le ve en el pantalón? ¿El gomelito se va a hacer esculcar?
-Atrévase imbécil.

El ñero, la garba o la rata. Aquella especie tan conocida y esparcida en este maldito país. Jóvenes delincuentes que se sumergen en el mundo de la violencia y de las drogas desde pequeños. Sujetos que reproducen como conejos, que no finalizan sus estudios y que terminan emulando las practicas de pobreza y violencia del país. No es que sea totalmente culpa de ellos, el estado tiene la culpa en sus inicios, fomentando la desigualdad, extendiendo el conflicto armado, negando oportunidades, ofreciendo una educación mediocre. Pero hay personas que, a pesar de todas estas condiciones adversas, se las arreglan y salen adelante. Pero el ñero, la garba o la rata, esta que está a punto de esculcar a Julián, no está interesada en salir a ningún lado, solo quiere plata para su baretico de cripi, sus pases de perica o para media de Michelado.

“Pa’ saber que estos hijueputa van a terminar siendo policías bachilleres o milicos” piensa Julián mientras la rata se guarda el chuzo y se acerca para esculcarlo. “Esculcar, requisar, la misma mierda es.”

La operación está planeada para no durar mucho. Un robo consiste en intimidar a la víctima, hacer que entregue en el menor tiempo posible sus pertenencias para que finalmente el ladrón emprenda la huida. Pero a veces, las victimas no se asustan tan fácilmente ante la presencia del chuzo, así que los ladrones deben recurrir a otras técnicas de intimidación. En este caso Julián se ha hecho esculcar, todo bajo su propio riesgo.

El ñero esta en frente a Julián, casi que puede sentirle el aliento, puede ver con detalle su cara llena de barros, sus dientes chuecos y amarillentos, su gorra de ese equipo de futbol. “Malparido.” Julián no se aguanta la pierda, y justo en el momento que piensa esa palabra de cuatro silabas ya está cogiendo al ladrón por la nuca y estrellándole la cara contra la rodilla. A pesar de que tienen fama de veloces y ágiles, esta vez no le ha servido de nada a la rata, Julián tomó una ventaja infinitesimal que ahora mancha su rodilla de sangre.

-¡MIRE BIEN A QUIEN VA A ROBAR LA PROXIMA VEZ RATA HIJUEPUTA!

La garba cae sorprendida en su propio juego, el de la violencia. Seguramente, mientras el gomelito parado le llena el estomago de patadas, él ya está pensando en su venganza. Le va a mandar a todo el parche de ratas, le va a dejar ese estomago como colador, esa carita va a quedar pa’ limpiar pisos…  pero entonces todo se vuelve borroso y el buen ñerito se va a dormir.

 ¿De dónde saca un tipo normal tanta ira como para dejar inconsciente a un ñero? 
WELCOME TO THE TERCER MUNDO.

Julián se detiene. Eso fue por su bicicleta y por su maleta, pero aun no es suficiente. Se pone de cunclillas al lado del cuerpo de la rata ensangrentada y empieza a esculcarle los bolsillos. Una navaja, una bolsa con diez lucas de cripi, un IPhone y cincuenta mil pesos en efectivo. Hace un paneo general de la rata y se da cuenta que los zapatos están severos. Se los desamarra y Julián, con una sonrisa en su cara, su pantalón manchado de sangre y sus bolsillos llenos, recita un viejo adagio popular para clamar su conciencia mientras deja el parque:


“Ladrón que roba ladrón tiene cien años de perdón”

martes, 19 de noviembre de 2013

De cómo me di cuenta que no era poeta…

El poeta, aquella figura borrosa que supuestamente encontramos en las estanterías de las bibliotecas, en algunos eventos culturales, en los parques con forma de bustos, e inclusive, en centros de rehabilitación  o en fiestas perpetuas. La pregunta es: ¿Quién es realmente el poeta? Al igual que con el “artista”, hay toda una discusión ontológica y literaria alrededor de esta figura. ¿Es quien escribe poesía? ¿Es algún emisario de las fuerzas místicas de la belleza y el deseo? ¿Es una forma de vida que implica pasión y autodestrucción? Aun más, ¿Se es poeta solo cuando se reconoce socialmente como tal, o antes? Para esta clase de interrogantes, al igual que la de “Dios”, es mejor simplemente decir lo que no es.

Hace un muy buen tiempo, y en el proceso de descarte, empecé a observar a las personas de mi entorno, su actitud frente a la vida, a la literatura y a las personas; por ultimo me examiné a mí. En un principio me consideré poeta, elegido por no sé qué fuerza mística para escribirle tanto a las cosas más grandes como  las más cotidianas de la vida y para comunicárselas al resto de los mortales. Nunca había estado tan equivocado. Luego habría de darme cuenta que no era tan especial ni tan brillante como había creído en un principio. Todo gracias a una Femme Fatale (como dirían los poetas o los intelectuales) quien me hizo caer en cuenta del error en el que estaba, y me permitió repensar el concepto de poeta.

Como ya dije, en ese momento consideraba al poeta como un sujeto que ostentaba el poder de la “palabra mágica” en el sentido de que además de exaltar la belleza de las cosas, también podía evocar sentimientos y emociones en las personas normales. Resulta que en esa época yo sostenía una relación un tanto tormentosa con una compañera. Por esas cuestiones de la vida yo solía visitarla con frecuencia a su casa, en donde mantenía durante todo el día el resto de su familia. Lo interesante, es que aprovechábamos el trayecto entre la portería del conjunto y su apartamento para darnos pequeñas y sustanciosas muestras de cariño. Luego de haber pasado una tarde en su casa, bajamos al zaguán de su edificio y nos sentamos en una pequeña escalera a “charlar” con más intimidad.

Los besos iban y venían. Ambos, con los ojos cerrados, estábamos dichosos. Un rato muy bueno. En mi mente, el pequeño imaginario de poeta saltaba de la dicha celebrando ese candente logro. En ese momento, el poeta se arma de maricadas y sabotea el panel de control cerebral. Sin nadie que defendiera mi raciocinio, y justo en el momento que separamos las bocas para tomar aire, empiezo a declamar unos verso inventados. Inmediatamente todo el ambiente que se habíamos formado se rompió y ella empezó a reír a carcajadas.  En mi estomago la sensación de vergüenza, en mi cabeza los organismos de seguridad mataban al poeta a punta de golpes, y al frente mío, ella se rompía de la risa.

Yo me reía junto a ella, para no sentirme avergonzado, para intentar asimilar lo que había pasado. ¿No era yo el poeta poderoso? ¿No podía yo evocar las más maravillosas sensaciones del mundo? ¿No era yo especial? ¡Claramente no! El poeta que yo llevaba dentro no era más que una gran farsa alimentada por toda la mierda que había consumido mi cerebro. Me había estrellado con la realidad y el idiota no sobrevivió. No tenía porque hacerlo, él era toda una mentira.

Fue en ese momento en el que me baje de la nube. Yo no era nadie especial, ni un elegido ni nada parecido. Yo era un tipo normal, con situaciones normales que no ameritaban tanto drama, uno más entre miles de millones que se creían poetas, que tramaban mujeres a punta de versos chimbos, y yo ni si quiera eso podía hacer.

Después de haber reaccionado, intente volver a besarla, intentando olvidarme de aquel pequeño sujeto que me había hecho quedar como un idiota. Ese día ella no quiso volver a besarme, fue como si de chico interesante hubiera pasado a ser un payaso…  ¿Y quién quiere besarse con un payaso?

Al salir de su conjunto y dirigirme hacia mi casa pensé en lo ridículo que había sido, y en el ridículo que hacen día a día muchas personas que se creen poetas, pero que no son más que un puñado de imbéciles e ilusos con el ego hinchado solo porque se creen especiales. Pensé en las paginas de Facebook, en los hipsters de Twitter, en los idiotas que se inyectaban en nombre de la poesía. ¿Eran esos los poetas? Al parecer si, esos farsantes eran los poetas que nos tocaban. Y bueno, había que vivir con ellos.  


En los días siguientes pude seguir confirmando que no era un poeta, y que por lo tanto no tenía que preocuparme por tener grandes aspiraciones poéticas, o desperdiciar mi vida en una actividad que seguramente me mataría de hambre. Desde entonces, he estado buscando conocer a un poeta real, sin tanto espectáculo ni drama, simplemente una persona normal que sepa hacer lo que se supone se hace con la poesía. 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Graciosa soledad

La abrumadora sensación
de una soledad infinita
me abraza con lentitud
y firmeza
como un grano de arena
es abrazado
al interior de una
almeja.

Lo curioso
es poder entender
que esta almeja metafórica
parará  eventualmente
en el plato de algún
imbécil ricachón
quien la comerá
con tanta gracia
que el público
estallará
en una sonora
carcajada.


De esta forma,
la soledad queda
relegada,
hecha a un lado,
transmutada en
risa ridícula
y manoteos
estruendosos. 

miércoles, 31 de julio de 2013

Le odio

Lo detesto.

Detesto al sujeto que aparece en el espejo cada vez que me paro frente a él. Odio sus labios gruesos, su boca grande y sus ojos extremadamente pequeños. Odio también su corte “moderno”, su torso grueso y sus brazos delgados. Odio sus grandes, gordas y gelatinosas piernas. Odio sus profundas ojeras y su cara accidentada. Además, odio su nariz llena de espinillas y su espalda brotada… Le odio de forma integral, tanto física como psicológicamente.

Odio al sujeto que está ahí, quieto, de pie.


Y después de todo no logro expresar lo mucho que me detesto. 

lunes, 8 de julio de 2013

Acción antiséptica

Las pastillas desinfectantes están regadas por todo el piso. En la radio suenan las mismas canciones de siempre, en el mismo orden y a la misma velocidad. La mañana se aproxima con paso firme, como dicen por ahí: "Sin prisa pero sin pausa". La sala de estos apartamentos debe quedar limpia antes de las cinco de la mañana y cada segundo que marcan los relojes permite sentir la proximidad de su aliento.

Cerca, cerca, cerca.

Ha caído el sueño sobre Dios y sus hombres. Bajo la vieja luna los humanos sueñan y tienen pesadillas, algunos hacen el amor o se van de fiesta. Mientras tanto, mas allá de los postes de luz falsos, la bóveda celeste se mueve con lentitud, siendo observada solamente por algunos celadores solitarios y varios estudiosos con menos compañía que la de un idiota en Internet.

A esa hora, en la sala de un apartamento al noroccidente de Bogotá hay una muchacha que nada entre sangre, orina y vomito. Sus amigas la observan impotentes y con miedo... no, con miedo no, CON TERROR. Y no es porque se les fue la dosis de alguna droga traída de la L, o porque el aborto clandestino les salió mal. No, no es nada de esto. Lo que realmente esta sucediendo es un rito de iniciación fuera de control. Una escena al mejor estilo de las ridículas películas de terror americanas (Oh glorioso Hollywood)... una reunión de brujas jóvenes y desesperadas. Cinco niñitas bobas que entregan sus vientres a Satán con el único fin de obtener mas poder y una idiota que está siendo probada por entidades sobrenaturales. Los corazones palpitantes, los ojos desorbitados, las extremidades temblorosas, los rostros pálidos y los estómagos de caviar y lasagna aun no se acostumbran a ver un cuerpo contorsionarse de esa forma (Muydemasiadoviolenta), y menos en medio de tan repugnante pócima como lo es el vomito y los orines de niña con sangre de gato. Luego de unos minutos de blasfemias, torceduras musculares y mordidas el pacto ha sido cerrado... pero los demonios no se comprometen a hacer aseo, así que ellas verán como limpian el desastre. Son los demonios en plena ciudad de Bogotá, a las 3 de la mañana de todos los días, pasando el trapero por encima de una baldosa blanca y brillante... Sabrá Mandraque para que querían tanto poder esas niñitas. Espero que no salgan este fin de semana de rumba.  

Y nadie escuchó nada, todos estamos durmiendo ahora mismo. Bien dormidotes. Frente a esta clase de posesiones infernales no hay ciencia que valga... ¿O si? Siempre que querido que un académico presencie estos rituales satánicos y explique lo que allí sucede.

¿Que tan frecuentemente leerán los científicos su Tarot?

Volviendo a temas serios y comprobables en la realidad, podemos decir que la tierra, que tiene forma de papa achatada, no se detiene. En este mismo instante es la hora de la siesta en algún lugar del mundo.

Allí, después de las dos de la tarde, una anciana se asoma por la ventana del tercer piso de su casa. Inmediatamente, se acercan varias torcazas que la miran indagantes, como si buscaran algo. La viejita sonríe y extiende el brazo por la cornisa, abre su mano y deja caer unos cuantos trozos de pan. Las aves se abalanzan sobre el pan como si esta fuese la ultima comida de sus vidas. 

Así todos los días, una y otra vez.

Hasta que, en una tarde de Agosto, la anciana cae de la ventana y muere. Esos regueros son tristes y difíciles de lavar, tanto del piso y de las paredes como del recuerdo.

A la larga los eventos de la vida son totalmente arbitrarios e inesperados. En un apartamento se reúnen seis jóvenes a fumar marihuana. Como es natural, traen consigo todos los artilugios necesarios para desarrollar el acto: Candela, cueros, trillador, pipa de agua y lo mas importante, distintas variedades de marihuana.

Luego de haber realizado toda la parafernalia que armar el "bareto" implica se dedican a fumar. Con el fin de evitar problemas, acuerdan que el humo debe ser expulsado por la ventana, que da al patio trasero, y de esta forma evitar que el aroma se acumule dentro del recinto. Luego de unos minutos de risas y bromas, alguien llama a la puerta. Con la tranquilidad característica de estos estados, el anfitrión se dirige a la ventana para revisar quien se atreve a interrumpir tan sacro momento. Cual no será su sorpresa al percatarse que quienes golpean a su puerta son nada mas y nada menos que dos uniformados, agentes públicos dispuestos a hacer cumplimiento de la "ley" y las "buenas costumbres". Y como todos sabemos, el consumo de marihuana no esta bien visto por "ciudadanos de bien" como las vecinas chismosas o los que votaron por Uribe, quienes inmediatamente sintieron el olor de tan ignominiosa planta, decidieron llamar a las autoridades competentes...

Señores, ahora presencian un ataque de paranoia genera. Sus cabezas imaginan el resto.

Son las cuatro de la mañana y no he limpiado nada. Creo que debería dormir. 

martes, 28 de mayo de 2013

Comunicado distópico

Señor/señorita que lee este blog, permitame, con todo respeto, hacerle una importante advertencia: Que ni se le ocurra pensar en ser escritor o escritora. Piénselo muy bien, esto no vale la pena. Las estanterías están atiborradas de cosas sin gracia y la internet esta plagada de basura. Ud. no escribe mejor que el promedio de mediocres que navega en la red. Ademas, en el hipotético caso de que ud. escribiera bien o tuviera talento real, absolutamente nadie lo publicaría. Queme sus escritos, borre sus archivos... o si representan algo emocionalmente importante simplemente guárdelos bajo llave y no los vuelva a ver. Rindase, en ese oficio no hay futuro.

¿Me leyó?
NO FUTURO

Piense bien las cosas, sea una persona racional. Estudie una ingeniería, conviértase en un exitoso empresario y en un buen ciudadano, cásese y tanga tres hijos... de paso sea cristiano; si no es capaz de hacerlo pues búsquese una pareja que le mantenga, vallase lejos, desaparezcase de los censos y no moleste a las personas de bien.

El escribir es una practica destinada a desaparecer, al igual que la cultura. No se esfuerce por avivarla, no la cultive. Mas bien dedíquese a distraerse, comprese un nuevo teléfono, consuma toda la tecnología que pueda y evite cualquier momento para pensar. Olvídese de todo razonamiento sobre su existencia y viva tranquilo. No piense, porque la gente que piensa mucho es peligrosa y sufre.

Ud. no quiere sufrir ¿cierto?

Los que escriben se mueren de hambre en el anonimato. Se la pasan sufriendo y escribiendo sus lloriqueos. Evítese hacer el ridículo y sea feliz, elimine el problema de la escritura desde la raíz y acabe con la cultura. Es la única forma para que el mundo sea un lugar verdaderamente feliz.

Espero con animo que siga ud estas recomendaciones.

Atentamente:


Un funcionario de las distopías tecnócratas y anti-culturales de 'Un mundo feliz' o 'Fahrenheit 451'

lunes, 20 de mayo de 2013

Dificultad

Bajo el mar de la desesperación
me sumergí,
acabado,
vuelto mierda.
Sin ganas de nada.

Me he rendido,
entrego las armas.
Ya no soy nadie,
he bajado la guardia.

Frente a nuestra hora
de dificultad
he roto todo
aquello que me une
contigo.

Repitiendo tu nombre
una
y otra
y otra vez.

Maldiciéndote,
con los ojos
cargados de sueño,
los puños
cerrados y listos,
el corazón
desilusionado y cínico.

Con la mente
desecha y agotada,
los piernas
débiles y pesadas,
los brazos
delgados y manchados,
el cuerpo
inútil y sin gracia.

Reniego contra todo
y maldigo:
A todos y todas,
a ti,
a mi
y a toda la raza
humana.

Esa eres tu:
Humana.
Raza.
Y a todos tus hijos.

Al idioma extranjero
y el conocimiento
racional
de su estructura gramatical
también odio.

Tengo el martillo
y la trituradora.
¡Basta de pedantería!
Los enviaré
a todos
en dirección a la caldera.

Muerte a los ídolos,
lideres o
cabecillas.
Basta de esfuerzo,
no mas entrega.
Todo proyecto
quedará anulado.

Tu           y  yo,
sociedad e individuo.
Relaciones de poder
dentro del juego maldito.

Me retiro,
lo dejo todo en la esquina.
Salgo por la puerta
trasera
y allí,
entre los desperdicios,
me matan.

Denme una razón para vivir.
Nada de grandes sacrificios,
solo pido
una vida tranquila 
y sencilla,
sin mucho esfuerzo  
y buena comida. 

Cuando me muera
quiero poder decir
que esta noche voy a
"Echar mis versos del alma"

martes, 23 de abril de 2013

Para mis amigos los vagos

Los estudiantes vagos no tenemos vergüenza ni para con nosotros mismos. Somos capaces de llevarnos al limite de nuestras capacidades físicas con tal de no fallarle al profesor. Eso si, procuramos buenos resultados sin la necesidad de hacer muchos sacrificios. Unas cuantas horas de sueño perdidas no hacen daño, pero jamas dejamos de beber con nuestros compinches. Ea, aveces estamos tan dormidos que los textos que escribimos ni coherencia tienen (exactamente como este texto que escribo casi sonámbulo).

No importa, continuo...

Los vagos no tenemos sentido del tiempo ni de la recompensa.  Disfrutamos de los premios antes de haberlos ganado y administramos el tiempo según nos convenga. No nos esforzamos a menos que sea extremadamente necesario.

Dejamos todo para ultima hora, nos quemamos cuando nos toca, pero salimos (casi) siempre victoriosos. Realmente no entiendo como no nos va tan mal. Quizás es solo un poco de suerte. Si no estoy mal, algunos son genios que no usan todo su potencial y otros somos tan solo una partida de mediocres procastinadores. Pero, sin importar la condición, todos obtenemos resultados no tan malos... y no nos ponemos bravos.

Y lo peor es que me siento orgulloso de ser un vago. Si, llevo una plaquita en la frente que dice ORGULLOSAMENTE VAGO. Es mas, me siento tan feliz de ser vago que muy pronto y con un poquito de esfuerzo, les estaré regalando una técnica muy útil para desperdiciar mas tiempo y gastar menos tiempo haciendo trabajos tediosos.

Próximamente esperen, una obra de vagos para vagos:

LA GUÍA PRACTICA Y FÁCIL PARA LEER Y RESEÑAR (O RESUMIR) TEXTOS ACADÉMICOS. 

martes, 5 de febrero de 2013

Manifiesto a una idea que ha de ser manifestada.


La idea es la perfección. Si no fuera por las ideas, el mundo no sería lo que conocemos hoy día.

Las ideas son inútiles en sí mismas, únicamente cumplen su misión cuando son puestas en práctica.

Si no se es el Mesías de sus ideas no se es nadie. El Mesías de sus ideas puede ser llamado artista. 

Hay que jurar el sacrificio perpetuo a la materialización de la idea, hay que vivir por ella y nada más. Si no se vive por y para la idea entonces se cae en la vanidad.

No hay que escatimar pensando en miedos ni en respetos, la idea debe ser llevada a la realidad tal cual se pensó y aun mejor. Nunca hay que minimizarla o mutilarla.

El origen de la idea es trivial: Plagio, epifanía o trabajo dedicado. Eso no importa en lo absoluto, lo realmente trascendente es la idea como tal.

La imaginación es la fuente de toda buena idea, por lo tanto esta debe ser cuidada y estimulada frecuentemente.

Las ideas deben ser llevadas a la realidad en el menor tiempo posible. Si se tiene una idea, no se debe descartar la posibilidad de que a otra persona ya se le ha ocurrido (o se le ocurrirá) algo similar o mejor y que ya lo está poniendo en marcha.

Son los actos los que determinan al ser. Por lo tanto se es artista no por la cantidad de ideas que se tienen, sino por las ideas que se llevan a la práctica. El crédito se lo lleva el sujeto que pone en marcha su idea, no el que la deja en la mente.

Es preferible que la calidad prime sobre la cantidad. Una sola obra magnífica es mejor que cien obras mediocres.

El que pretenda combinar calidad y cantidad, debe asegurarse de ser un verdadero genio. Para la muestra tenemos dos botones: En la esquina de lo poco y  lo bueno tenemos a Rulfo; por el lado de lo mucho y lo bueno vemos a Balzac.

El artista debe estar consciente del público a quien va dirigido su idea. Para los comprensores de metáforas viene lo siguiente: No se le puede dar carne a un vegano y verduras a un león… a menos que la idea consista en burlarse de ellos. La idea máxima es la que provoca risa o fascinación.

Para terminar, no hay nada más deprimente que una idea estancada. La conciencia se encarga de mortificar al sujeto negligente, como dicen por ahí: “La peor diligencia es la que no se hace”.


Señoras y señores, es hora de materializar sus ideas.  

viernes, 11 de enero de 2013

Historia para almorzar


Hace ya varios años, durante un almuerzo familiar, mi abuelo paterno me contó la historia más increíble que jamás haya escuchado. Hoy, después de tanto tiempo, quiero contarles esta historia por miedo a que tan curioso relato se pierda en mi memoria. Por cierto, hay que aclarar que mi abuelo, hombre de gran lucidez y vitalidad, estuvo viviendo varios años en aquél país en donde la violencia era el pan de cada día y, por lo tanto, conocía de primera mano una buena cantidad de anécdotas terribles y ácidas  Por eso supongo que la historia que me contó es totalmente verídica.

Recuerdo medianamente aquella tarde. Si no estoy mal, la familia se había reunido para celebrar la llegada de no sé cuál mengano. El caso, como yo tenía fama de tragón y desesperado, las señoras de la cocina decidieron dejarme al cuidado de mi abuelo para que yo no me diera un festín por anticipado. Mi abuelo, con muy buen genio, me pregunto si quería escuchar una historia que había presenciado cuando estuvo de viaje. Yo asentí con fastidio e imagine que escucharía alguna anécdota nostálgica y aburrida, de esas clásicas en los ancianos. Cuál no fue mi sorpresa cuando el viejo empezó a hablarme sobre un conocido suyo quien tuvo que cagar de emergencia. El relato decía maso menos así:

“Don Petardo entró corriendo al baño del centro comercial. Se revisó los bolsillos a ver si traía papel higiénico suficiente para sus monumentales cagadas. Efectivamente lo había echado antes de salir de su casa, así que no tenía que comprar esas miserias de papeles que se vendían en los centros comerciales. “Trecientos pesos le cuesta y prácticamente le toca limpiarse con los dedos”  decía siempre que tocaba el tema con sus amistades (Premisa que es en realidad  cierta, el papel que venden en los centros comerciales no alcanza ni para sonarse las narices mijo, téngalo en cuenta). Así entro el grande y obeso Don Petardo al baño del centro comercial, como un rinoceronte en plena embestida, como una estampida de grandes animales salvajes, como un bus que pelea por pasajeros… como Don Petardo con ganas de cagar.”

“En unos cuantos segundos Don Petardo ya se había apoderado de un cubículo y se disponía a iniciar tan placentera actividad como lo es el cagar. Fuera el broche del cinturón, fuera los pantalones y fuera los calzoncillos. Sentado y a la orden de tres. Uno, ¡preparen armas!  Dos ¡Listos! y tres ¡DISPAREN! El bombardeo de un veterano, todo un profesional en el arte… y luego el descanso. Dos minutos de relajación abdominal y luego la limpieza.”

“Pero don Petardo no se pudo tranquilizar. Justo después de haber terminado escuchó algo inusual al respaldo de su retrete. Un tic-tac como de reloj. Con su brazo regordete palpó detrás del retrete y lo sintió. Varios cilindros adheridos con cinta al yeso. Estupefacto quito inmediatamente su mano de ahí, no podía creerlo. Volvió a tocar, ahora sintió los cables que conducían a una pequeña caja en donde seguramente estarían los mecanismos.”

“Había una bomba en el retrete, no cabía duda. Estaba jodido.”

En ese momento mi abuelo se detuvo en seco, pidió una cerveza, la destapó y se bebió la mitad de un solo sorbo. Luego de un rato de silencio, eructó a lo bastardo, carraspeó y continuó con sorprendente seriedad su historia.

“Como venía diciendo, Don Petardo escuchó como sonaba ese tic-tac silencioso y amenazante.  Estaba paralizado, parecía uno con el retrete en blancura, solidez y frialdad. Empezó a sudar frío, casi al ritmo del tic-tac. ¿Quién había sido tan enfermo como para poner una bomba en un retrete? Se preguntaba. Examino a su alrededor, el gran trozo de papel higiénico que traía para limpiarse y las baldosas negras del centro comercial. Estaba jodido. Seguro el detonador estaba conectado al mecanismo de descara del retrete. Seguramente en el preciso instante que él se parara el retrete automático se descargaría, la bomba se activaría y todo explotaría.” 

““Así no más se acaba todo.” Pensó “Una muerte en el baño, cagando. Y ni si quiera era en un baño bonito, o un baño familiar. Un baño de centro comercial, de esos que están mal descargados, sucios y hediondos a mierda y orines estancados. Que dolor morir en un baño así de feo. Por lo menos hubiera sido en el baño de Glorita. Tan bonito que es ese baño, con sus baldosas negras y brillantes, con sus tarritos de cremas y fragancias naturales por todo lado, con ese papel higiénico tan suavecito y tan rico que ella compra…” Sonó de nuevo el tic-tac y el volvió a marearse. “Jueputa, lástima que mi última cagada no sea en paz, este miedo tan feo que tengo no me dejó ni terminar… y ahora que me limpió, me paro y esto explota todo. ¿Cuántos kilos de explosivo serán? Yo creo que lo suficiente para volarse esta ala del centro comercial. Que malparidos… y justo uno esta tan de buenas que viene a caer aquí. Bueno, por lo menos no me muero solo. ¿Qué hago? ¿Sera que espero a que esto se llene o a que se desocupe? ¿Más o menos? No sé realmente… “ “

““Quizás sea una bomba con temporizador” se dijo Don Petardo con alegría “claro, es así porque el tic-tac solo suena en bombas de tiempo. Me limpió rápido, salgo rápido y me salvó. Así es que debe ser… ahora a limpiarse.” Con afán y alegría en los ojos el rechoncho Don Petardo se limpió el culo. “Ahora es tiempo. Me paro, el retrete se demora en descargar unos cuantos segundos, lo suficiente para salir corriendo con los pantalones en la mano mientras la descarga activa el mecanismo y explota. Si, así me voy a salvar de este atentado tan marica.””

“En un dos por tres la gran mole de grasa tomo aire, se abrochó el botón del pantalón, abrió la puerta y salió corriendo a empujones del baño. Luego de eso…”

-¡Abuelito! ¡Abuelito! – Interrumpió mi primo Felipe.
- ¿Qué pasó mijito? ¿Por qué tanto afán?
-Ya está servida la comida. Mi mamá manda a decir que pasen ya a la mesa.
-Bueno. Vamos niños que ya tengo hambre.

En la mesa nos esperaba una presa pollo con salsa de durazno, arroz y ensalada para cada uno. Todos nos lanzamos sobre la comida recién servida y nos la tragamos como cerdos. Era lógico, habíamos estado esperando durante varias horas, sin ninguna clase de aperitivo. De repente, mi abuelo empezó a toser como si se hubiese atorado con algo. Intente servirle un vaso de agua, pero empezó a ponerse morado y a toser sangre. Luego de un rato mi abuelo se encontraba en el piso retorciéndose y gimiendo de la forma más espantosa del mundo, no demoro en llegar una ambulancia para llevarlo al hospital.
Unas cuantas horas después, en el hospital, el doctor que lo entendió nos comentó que el viejo se había tragado un hueso que le destrozo todo el esófago. Mi abuelo jamás terminó de contarme la historia de Don Petardo.