Mi espíritu sangrando a mi espalda,
Mi conciencia se ríe, mi sombra se cae, los sueños saltan a mi alrededor, las palabras se vuelven silencios oscuros que se descifran en la noche llena,
No entiendo nada, de pronto la imaginación se suicida, de pronto la mente piensa algo distinto mientras pasa todo, o de pronto el rostro se carcome en dibujos mortales, no me acuerdo de la luna, no me acuerdo de la vida, no me acuerdo de los acecinos, no me acuerdo de lo que existió, No me acuerdo de las nauseabundas ideas de la reina indiferencia,
Solo la naturaleza dispara sus flores cargadas de olvido, las flores negras de lo que nunca hicimos realidad en nuestras mentiras,
Esas mentiras que se balanceaban sobre nuestras cabezas, que golpeaban las manos de los incrédulos y castigaban sin piedad las verdades moribundas de las brujas.
Espectros rodeaban las mesas blancas de pureza y destilaban sus maravillas etéreas, maldades se vestían de diosas, todo se tornaba sublime, se elevaba en figuras marcadas de odio y de desesperación, los sentimientos cada vez se flagelaban más mientras que mi cuerpo se reducía en alguna derrota que no importaba, la fuerza luchaba con sus últimas garras, y las dimensiones se enclaustraban en la letra que nunca escribí.
Espinas rodeaban tu cuerpo, ensartadas las coronas sufrían contigo a tus pies,, guerreros transparentes adulaban tus ojos, mostraban sus espadas perdidas en los tiempos, la música se ondeaba como banderas por el viento inquieto, doncellas con sus mantos hacían rituales en mi presencia, dulces incandescencias tenían a Baal en mis manos, bajamos del cielo y llegamos a la tierra, a tu hábitat señor adversario, señor del bien para los malos, quería liberación, quería insurrección, quería repetir diferentes fragmentos varias veces para no hacerme entender, para quedar en suspenso arrodillado al templo de las almas animales, y las imbatidas cruzadas en segmentos de arena. Profana al templo, derrama un puñado de desilusión y las nubes hablan en secreto, como si estuvieran rezando tratando de evitar la luz, que ciertamente guardaba un toque de pena por la situación,
Ya no respiramos, lentamente nos ahogamos en mortandad, que quedara en nuestras mentes, de pronto piense en otra cosa o de pronto ingiera cualquier despotismo, nos convertiremos en tierra, o en alimento de seres nuevos, se endurecerá el corazón y la cabeza ya no responderá,
Ya me voy desapareciendo, ya no va quedando nada de mí. El polvo acumula mis restos, la noche empieza a ocultarlos, y el amanecer verá un bosque sonriente.
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