martes, 7 de enero de 2014

¡A VOLAR!

Dibujo en Paint. Por: Luz Esperanza Cuberos.
Estamos respirando hacia adentro, como dice mi abuelo, quizá perdiéndonos de la fatiga. Caminamos sin pausa y debemos respirar hacia adentro, tragarnos y atafagarnos de todo lo externo, comernos nuestros sueños y nuestros deseos. Estamos, además, olvidando al viento. Yo sé, que tengo un cielo para mirarte y no lo aprovecho, tengo nubes para tocarte suave y hoy no las siento. Tengo el pasto para rodearte y abrazarte, pero hoy se hace corto y frágil. Más hoy no nos importa, porque nos condenamos inútilmente a enfrascarnos en la vida y en la verdad. Porque dejamos de lado lo supremo del cielo, de la tierra café o del sol. Estamos cayendo en lo más hondo del temor, porque supimos una vez que era no saber, y cuando supimos no pudimos realizar, entonces tememos profundamente a todo lo que nos rodea. Nos enfurecemos porque la música, la melodía sagrada que nos mueve, que nos levanta y a veces también nos aqueja, no es permitida en las prioridades anodinas y falsas, de felicidad tan prematura, que aunque es efímera, es la que más fácil se consigue, la que no repara en consecuencias, en sentimientos, la que dista en almas quebradas, en fuerzas tildadas, en olores tan destructores.

Se nos está cayendo el cielo de algodón que habíamos construido con tanto esmero, tanta creatividad, tanta dulzura, se nos está pasando el tiempo, las horas son hojas volando con vuelo temeroso, de rápida y tenaz fugacidad, se nos quiebra la voz, se nos baja, se nubla la esperanza que teníamos, nos hundimos, nos enquistamos de tanto vacío, y estamos agarrados a la inútil fuerza inhóspita que une al cuerpo del alma, ese hilo que siempre sentimos que se rompe cuando estamos entre un dilema y no lo consideramos. Estamos agarrados a esa dualidad pero no nos importa, porque no somos quienes ni nadies  para hacerle saber al resto que podemos, si queremos, distanciarnos de alguna de las dos, de escoger entre una y otra. No somos nadas ni todos para comprender que finalmente nos
debemos el alma y el ser. Sin embargo cuando tratamos de hacerlo, terminamos inundados de una locura que solo la misma gente se inventa, esa locura que todos tenemos pero que el resto quiere disfrazar de diferente con el fin de subirse el ego a sí mismas... O con el fin de eliminar la fantasía de escoger cambiar el mundo siendo algo de otro mundo, un ser de diferente intelecto que finalmente se sitúa en un contexto de desquicio...

No entendemos cómo podemos escribir tantas estupideces y sentirnos libres, no entendemos cómo podemos sobrevivir sin poder hacer lo que por pasión entendemos que es lo nuestro. No entendemos como el alma se nos resbala por todo el cuerpo, se nos esconde y la dejamos, porque sabemos que está dolida. No entendemos que queremos tantas cosas y no podemos y tenemos que cambiarlas y reinventarlas para poder ganarlas, pero sí sabemos, en cambio, que más que ganarlas, las perdemos, perdemos nuestra senda porque ya no es como antes. Antes cuando era todo tan liviano, cuando no estábamos hastiados, cuando flotábamos sobre nuestros cuerpos y tendíamos el relieve al sol. Ahora es cuando musitamos escamados de tanta falsedad, mentiras de viejo supersticioso, cuando ponemos en juego nuestro infantilismo a cambio de un poco de la vida que nos arrebata, un poco de aire, temblor.

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Es verdad que no entendemos nada, ni entendemos el motivo de los puntos suspensivos de arriba, pero sabemos que si no entendemos para eso estamos en este mundo, para llegar, investigar, creer y entender superfluamente. Pero yo no entiendo, no puedo.

 A volar...

Dedicado a mi alma y a mí. 

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