Parecía que las
llantas levitaran sobre el pavimento, parecía que la lluvia llegara como un
ejército dispuesto a conquistarlo todo, parecía que el tiempo se acelerara para
dejarnos a todos atrás…
En este momento ya no importa nada, moriremos
inevitablemente de una u otra forma y no
habrá manera de impedirlo, es dedicarnos al goce o a la trascendencia. Es como
cuando la peste azoto a Europa, solo que esta vez es en menor escala. Nadie
entendería. Si yo pudiera volar ya hubiera sido Prometeo, hubiera traído la
salvación a nuestro mundo y no andaríamos todos destrozados.
Esto fue un asunto serio.
A la hora de la verdad siento que no importa mucho donde va
el punto o la coma si se logra transmitir la idea. No quiero que mis pacientes
escojan una manzana antes que una golosina, si pudiera inyectarles azúcar en
lugar de insulina lo haría. Aun odio las superestructuras semánticas, y no me
hablen de las macroestructuras, la inyección letal no es divertida.
Letal… letal… como me da vueltas esa palabra. Letal ella,
letal todos. Letal un abrazo, un beso y un roce. Letal un cuchillo, una navaja
y una noche de copas. Letal el ánimo exaltado, las luces titilantes y los
problemas en la calle. Mucho cuidado, a mí ya no me gusta salir de noche.
Nos morimos, despacio y ni te das cuenta.
Son esos momentos desesperantes en los que sientes que cinco
tipos de traje blanco, calzoncillos curiosos, sombrero a la no-moda y bastones
negros te acorralan en un callejón de película americana. Es entonces cuando
miras al piso y ves que ese día unos niños dibujaron una rayuela, jugaron a ir
al cielo y al infierno y luego se fueron… y ahora estas aquí, acorralado y bien
jodido. No puedes ponerte a jugar la rayuela de citas graficas-musicales-
literarias infinitas de las que solo conoces dos cuadros y lees un pedazo de
tiza que quedo tirado en la esquina del basurero.
Entonces ves a los peces caer pesados sobre la ciudad, intentas
escapar pero el frio se te sube por la espalda, se te mete y te paraliza. Ahí
viene un pez:
-¡Imbécil! Mamá te dijo que no le dieras la espalda a la
ventana, entraba mucho el frio.
-Lo siento, simplemente se me olvido ponerme la chaqueta.
-Sabes que te da asma cuando te expones al frio. ¿Quieres morirte?
-No, no quiero.
-Ah bueno, entonces adentro. Estas castigado.
-Lo siento, simplemente se me olvido ponerme la chaqueta.
-Sabes que te da asma cuando te expones al frio. ¿Quieres morirte?
-No, no quiero.
-Ah bueno, entonces adentro. Estas castigado.
No siento necesidad de que nos presentemos, de una u otra
forma, en esta u en otra vida ustedes y nosotros ya nos conocemos, no es
necesario vernos al espejo.
Intentar expresar una idea clara o una serie de hecho de
manera lineal y estructurada es una tarea un poco difícil. Más si se el autor
se empeña en lograr una descripción detallada del lugar o de la situación en la
que el personaje se está viendo atrapado. Es como intentar desenredar esto: La
cabeza de un niño sueña con un final
apocalíptico. En realidad sucede algo así dentro de su mente, pero su
hermano no lo deja concentrar, así que intenta con algo más sencillo: Una
nutricionista de camisa morada. Es fácil recordarla por que la vio de noche y
la invito a beber Vodka; así que su mente procurara fastidiarlo lo más que se
pueda durante toda la noche. Entre tanto el hermano del niño piensa en que está
bien metido en problemas, en la noche lo chuzaron y no sabe si tienen chica o
no. Pero esto no le importa al niño porque está concentrado en la nutricionista
de los anuncios de neón.
Tranquilo chico, es toda cuestión de que confíes en mí. No
te dejare, todo se pondrá mejor. Encontraremos un bar en donde emborracharnos,
te voy a abrazar como nunca lo he hecho (por qué no me gusta tocarte, entiéndeme)
y luego, mientras duermes te dejare un mensaje en el espejo que diga alguna
mentira para que no te me entristezcas mucho. Luego de eso voy a conseguirme
otro chofer e iré a buscar algo que hacer en a ciudad. Créeme, te quise en
serio.
Y sabemos que nos vamos a morir nena. Te digo que es mejor
que nos durmamos todos.
-Entonces muchachos, para la próxima clase quiero que tome
cada uno de los párrafos y que aíslen la idea principal. Ah! Por cierto, aquí
tengo sus calificaciones, pasen a recogerlas. Adiós.
Se va la maestra, los
alumnos se ponen de pie, algunos cuchichean y otros van directo al escritorio
de la maestra. Cada uno toma su examen y empiezan a comparar notas.
-¿Cuánto sacó?
-Mierda, tres dos, ahora sí que me tiro la materia. ¿Y usted
cuanto sacó?
-Cinco, menos mal.
-¿Qué hizo viejo?
-No tengo idea…
¿Recuerdas cuando manejamos ese auto a más de 100 km/h? Que sentíamos como las llantas se deslizaban
sobre la carretera llena de agua. ¿Te acuerdas? Sacaste la cabeza por la
ventana y dejaste que la lluvia te corriera el maquillaje, te veías más
flexible y tranquila, como si o acabáramos de robar una estación de gasolina al
mejor estilo de las películas. Seguramente terminaríamos como coladores, como
Bonnie and Clyde en una encrucijada… pero que importa, estábamos que nos
morimos y aquí estamos todavía, corriendo a 99 Km/h. No entiendo mi manía de
hablar en pasado. Aquí esta nuestro sarcástico dios y nuestro absurdo placer.
Ahora el propósito está en saber que hacer ahora. Si nos
estamos muriendo y no pude hacer nada para salvarlos por lo menos debería
conseguir una forma para distraernos. No sé, pero anoche se me ocurrió hacer
unos títeres de papel, eso seguramente los distraerá. Les contare una historia
que se cómica y que les haga olvidar nuestras penas. Los hare felices, de todas
formas nos vamos a morir… hare que no estemos tan jodidos, no esta noche.
Tan solo di una
palabra y listo. Puedo ser más frio que el hielo del congelador.
El joven tomo de la mano a su hermanito, miro a la derecha y
no venían ningún auto, miro a la izquierda y tampoco venia nada, así que su
cerebro le dijo a sus piernas: “Señoritas, a trabajar, muevan este armatoste al
otro lado de la calle.” Las piernas muy
obedientemente empezaron a moverse, lo que el cerebro no se dio cuenta es que
de la esquina derecha venia un Ford clásico a una velocidad impresionante que
no le dio oportunidad de reaccionar y que mando todo su imperio a volar 4
metros sobre el nivel del suelo.
Alcance a creerte cuando me dijiste que querías que llegáramos
juntos a la Ciudad, pero simplemente querías llegar antes de que él se fuera
para darle un beso de despedida. Me tomaste como tu segundo chofer porque el
chico que se disfrazaba de criatura había muerto por una picadura de
escorpión. En fin, aun vamos en este automóvil
y no das dinero para la gasolina, nena escúchame, se acaba la gasolina y a
pesar de que no vallas del todo aquí tienes que aportar porque yo ya me duermo
y puede que terminemos estrellándonos con algo o alguien. Las luces empiezan a
fallar. Creo que… siento que… si, me estoy perdiendo…
A la señora fatalidad no le gusta avisar cuando va a llegar.
Si alguien se dio cuenta ya todos están muertos. Fueron cuatro
cuerpos jóvenes que se recibieron: un muchacho de unos 15 años, un niño de unos
6 o 7 (que lastima que un niño tan pequeño muera) y un par de jóvenes de aproximadamente
unos 21 años que no tenían documentos. En serio, me parte el alma ver a gente tan
joven morir. Los padres de estos niños están afuera esperando, destrozados… nada más que
decir, no quiero llorar, la vida sigue pero no nos incumbe. Cambio y fuera.
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