No esperes después de la muerte
un tunel negro y vacío,
ni esperes,
que a través del
recorrido,
se haga realidad
la sombra de tus recuerdos
más sanos y pordioseros,
no esperes después de la muerte
un cielo rosado,
con calles de oro
y gravedad cero.
Ni esperes después de la muerte,
la reencarnación en un insecto,
posiblemente
tu seas el insecto
que decidió huir de la realidad
un quince de mayo,
tampoco esperes después de la muerte
una condena, o un infierno
lleno de gusanos y
gente llorando,
clamando por sus vidas,
no esperes después de la muerte:
nada,
ya lo que hiciste en vida,
fue suficiente.
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