miércoles, 25 de abril de 2012

La impalpitante bomba del vacío


Vacio, causado por la llenitud
Bomba terrorista
En campo sagrado
Sangre impalpitante
Vuelo extasiado
Aquel bocado de alegría
Ya fue digestado
Esperanza muda
Naufragio inevitable
Burbuja resurgente
Astronauta con rumbo al infinito
Segundo acumulado
Es la púpila de tu mirada


KIYA

Alucinaciones I


NOCHE

Acido - Marihuana
y los días se confunden entre luces y pájaros
Luces y pájaros,
dime si el humo no se ve interesante.
Trocitos de papel, un encendedor,
un poco de habilidad,
babas y ya estoy.
Ahora dime si el humo no se ve interesante.

Aun no me saco esa mirada de la mente
Yo sé lo que vi, lo puedo jurar.
Blancos azulados y el sudor
piernas, cabezas y trajes,
los ligues de tu sostén
y esos ojos que decían:
“Mándalos a todos a la mierda,
solo somos tu y yo
tres minutos y todo un rato”

¿Qué fue lo que dijeron
estos ojos que no se usar?
Bizco y embobado,
no me sorprendería.
Responde espejo de mostaza
porque ya me confundo de fecha
y aun así no vomite hoy
aunque puede que vomite mañana
esta y aquella son a la larga
esa la misma noche.













Una noche verde y blanca,
quizás otra función sea
ácida, azul y toda oscura
que a la larga son la misma.
Recuerdo bien mi huida
y un buen trago de cerveza
Recuerdo tus poros abiertos
y la gravedad que nos hablaba.

Y tu carne en mis manos
Caderas antisépticas y
curvas efervescentes
que quitan la pesadez
la acides
y la llenura
como la sal de frutas Lua.

Al rato, 
cuando quise darme gusto,
(cuando quisiste volverme visible)
no encontramos dirección,
y el universo se puso en contra mía
déjenme contarles:

Bajaron cinco Cristos verdes
de un cielo de hipocresía
con un instrumento rojo
hecho con los pelos del diablo.

Y mis manos te querían quitar la cara,
el cuello, la clavícula,
el pelo y de paso los labios.

Imbécil infortunado.

La lengua se me atrofió
y como diría cualquiera
“no pude articular palabra”

Por la derecha entonces
la lluvia empezó a fastidiar,
aburrido acto tuyo
que acabo con la posible magia.
Cállate,
eso sí fue tu culpa.















Y me quede solo,
con el deseo nocturno.
Morfeo me llevo en burra,
oscuridad y soledad
como en los viejos tiempos
todo porque te fuiste.


Miento, tengo compañía.
Se llama María y es verde,
le dicen Juana y está loca
a veces es fuerte
otras una dulzura.
Nena, ella, a diferencia tuya
no me va a dejar jamás.

lunes, 16 de abril de 2012

Los gemidos del grillo

Ese deseo  de arrancarse la cara, surgía siempre tras una copa de vino y una guitarra desafinada. No solía padecer de vergüenza ¿Acaso eso existe?. Era una tarde tal vez de un dieciséis, sentía la boca seca y decidió sacar del refrigerador un jugo azul que le recordaba los pies de su abuelo difunto, veía de nuevo la imagen de su padre llorando, como un fantasma que sollozaba desconsolado tras la despedida del anciano, la chica corto las uñas de su abuelo y se las llevo a la boca, masticándolas lentamente, sintiendo como le punzaban la lengüita y brotaban pequeñas gotas de sangre de las papilas, ahora era parte de ella aquel hombre que le había enseñado a descuartizar grillos en un pastizal a las afueras de Bogotá a escondidas de su mamá y sus hermanitos pecosos. Terminado el jugo fue a lavarse las manos, tomo el cepillo y lo deslizó tomando todos los nudos de su cabello maltratado, no soportó más de dos tirones y con las tijeras fue cortando mechón tras mechón. Se tomó una foto sonriendo fríamente ante el foco de la cámara, mientras la luz jugaba de testigo, retándola a no mentir, pero cuando hace frío y solo un vestido sucio cubre tu silueta, es más fácil mostrar los dientes como seña de perdición. La comida quería hacerla festín, lamer sus caderas y atragantarse de mujer, para qué querría asomarse entonces en el plato de cereal que había servido dos semanas antes. La leche ahora era una mezcla compacta, amarilla y fétida, ella deslizó los deditos, untó uno de ellos y lo acercó a su hombro. Se sentía bien y deseo continuar con el jugueteo, pero tocaron la puerta. Ella solo quería ser feliz.
En la mañana un tipo de cuarenta y tantos años llamó a la vieja del 315, después tomo una navaja y rajó su cuello de izquierda a derecha, el perro se encontraba aullando y la vieja solo dijo: "El me pidió una urna de cristal".
El muchacho aún tocaba la puerta y la chica vacilaba danzando de puntitas, cuando abrió la puerta, el semáforo de la esquina cambió a verde y un ladrón tuvo que detener su fuga, maldijo en Alemán soltando lo que parecía una caja y un niño de rizos rubí rió. La chica toma al muchacho por la nuca y le besa la boca, la lengua, los dientes, los ojos, las pestañas, el cuello, un lunar, la oreja, la quijada y el pelo. Un gato se lame sobre una urna de cristal, dentro de ella está un anillo de bodas del año 52 y un guante con una particularidad. Nadie investigó el cadáver de Susana Díaz porque creyeron que los peces habían tragado sus dedos. El guante tenía tiritas, tiritas de piel muerta. El muchacho no se contiene y le quita el vestido a la chica, para su sorpresa, el estómago de ella le muestra una foto con aquella sonrisa frente a la cámara y así, completamente desnuda, la chica lo baña con leche cuasi queso y comienza a devorarlo, descuartizándolo como su fuerte abuelo le enseñó.